jueves, 18 de junio de 2009

Conflicto de Irlanda del Norte.

El conflicto de Irlanda del Norte (también conocido en inglés como The Troubles o Los Problemas) fue un conflicto de gran violencia por el estatus político de Irlanda del Norte, que provocó gran pérdida de vidas humanas durante la segunda mitad del siglo XX. Involucró, por un lado, a la población protestante (mayoría), partidaria de preservar los lazos con la Gran Bretaña, y por otro lado a la población católica (minoría), partidaria de la independencia o bien la integración de la provincia con la República de Irlanda, al sur, país abrumadoramente católico. Ambos bandos recurrieron a las armas, y la provincia se hundió en una espiral de violencia que duró desde fines de los años '60 hasta la firma del Acuerdo de Viernes Santo, el 10 de abril de 1998, que sentó las bases de un nuevo gobierno, en el cual católicos y protestantes comparten el poder.No obstante, la violencia continuó después de esta fecha y todavía continúa de forma ocasional y a pequeña escala.The Troubles han sido varias veces descritos como terrorismo, conflicto étnico, una guerra de guerrillas, un conflicto de baja intensidad e, incluso, una guerra civil. La violencia del conflicto sobrepasó en muchas ocasiones las fronteras de Irlanda del Norte, extendiéndose hacia la República de Irlanda y el Reino Unido. Si bien el conflicto nunca fue una guerra declarada, la gran cantidad de bajas sufridas por las fuerzas militares británicas (725 muertos y miles de heridos), los recursos empleados por el gobierno británico durante más de 25 años, la destrucción causada en muchas ciudades y pueblos de Irlanda del Norte e Inglaterra y el complejo arsenal usado por los grupos paramilitares hacen pensar que el conflicto fue una guerra de facto. El conflicto consistió en aproximadamente treinta años de actos recurrentes de violencia intensa entre elementos de la comunidad nacionalista y republicana de Irlanda del Norte (principalmente católicos) y de la comunidad unionista (principalmente protestantes). El conflicto tuvo como causa la oposición nacionalista hacia el estatus de Irlanda del Norte como una provincia del Reino Unido, así como la dominación y discriminación ejercida sobre la minoría nacionalista por la mayoría unionista. La violencia se caracterizó por campañas armadas de grupos paramilitares, siendo la principal incluyendo la campaña del IRA Provisional de 1969-1997 cuyo objetivo era finalizar con el gobierno británico sobre Irlanda del Norte y la creación de una nueva "Irlanda unida" conformada por la República de Irlanda, con dominio sobre toda la isla. En 1966 se formó la Fuerza Voluntaria del Ulster (grupo paramilitar unionista), en respuesta a la erosión percibida tanto del carácter británico como del dominio unionista sobre la provincia. Las fuerzas de seguridad británicas -el Ejército y la Policía del Ulster– estuvieron también involucradas en la violencia. La posición del gobierno británico era que sus fuerzas eran neutrales en el conflicto, pues intentaban mantener la ley y el orden en la región, así como el derecho del pueblo irlandés a la autodeterminación democrática; sin embargo, los republicanos irlandeses veían a las fuerzas británicas como "combatientes" en el conflicto, destacando la colusión entre las fuerzas del Reino Unido y los paramilitares lealistas como una prueba de tal condición.
La investigación Ballast, llevada a cabo por la fiscalía policial, ha confirmado que las fuerzas británicas y, en particular, la Policía del Ulster (RUC) estuvieron coludidas con los paramilitares leales. Además, estuvieron involucradas en asesinatos y obstruyeron el curso de la justicia cuando tales denuncias habían sido previamente investigadas. Si bien la extensión de tal colusión es todavía controversial, con unionistas reclamando que los informes que la denuncian o son falsos o son muy exagerados y que también hubo instancias de colusión entre las autoridades de la República de Irlanda y los paramilitares republicanos.
Además del problema de la violencia, hubo un estancamiento político entre los principales partidos políticos de Irlanda del Norte, incluyendo a aquellos que condenaban la violencia, sobre el futuro estatus de Irlanda del Norte y la forma de gobierno que debía existir al interior de Irlanda del Norte.
El conflicto fue llevado a un difícil final por el proceso de paz que incluyó la declaración de cese al fuego por la mayor parte de las organizaciones paramilitares, la deposición completa de sus armas, la reforma de la policía y el correspondiente retiro de las tropas del ejército de las calles y de áreas limítrofes conflictivas, tales como la parte sur del Condado de Armagh y el Condado de Fermanagh, como acordaron los signatarios del Acuerdo de Belfast (comúnmente conocido como el "Acuerdo de Viernes Santo"). El acuerdo reiteraba la posición británica de larga data, misma que no había sido totalmente reconocida con anterioridad por los sucesivos gobiernos irlandeses, según la cual Irlanda del Norte permanecería al interior del Reino Unido hasta que una mayoría vote lo contrario. Por otra parte, el gobierno británico reconoció por primera vez, como parte de la denominada "dimensión irlandesa", el principio de que el pueblo de la isla de Irlanda como un todo tienen el derecho, sin ningún tipo de injerencia externa, de resolver los problemas entre el Norte y el Sur por mutuo acuerdo.Esta última declaración fue clave para ganar el apoyo para el acuerdo de nacionalistas y republicanos. También estableció un gobierno delegado con el poder distribuido al interior de Irlanda del Norte (que estuvo suspendido del 14 de octubre de 2002 hasta el 8 de mayo de 2007), donde el gobierno debía estar formado de partidos tanto unionistas como nacionalistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario